Háblame para que se apaguen las estrellas, pero háblame...
Cuéntame tus historias escritas en la corteza de mis sentidos, como un descosido en la tierra...
Mientras tanto, nuestros huesos descansarán en piedras de terciopelo, como el vuelo de mis sueños sobre la orilla del manantial mentido... Flota sobre un alambre de papel mojado, una necesidad dibujada en un corazón desahuciado y encierra en ella todos los sedimentos tímidos del tiempo, para producir una mísera dosis de "metanfetamor"...
Engañé al sordo carcelero con latidos, robé un kilómetro a la distancia, cerré los ojos y te besé... Los efectos de tu droga prendieron fuego a mis penas, la sombra de mis besos se apagó entre tu pelo y me supe preso de un gesto...
Muérdeme para que sepa que estás aquí, pero muérdeme...
Mientras tanto, trafico con tus huellas a dos papelinas el metro, todo por vicio, por que me declaro dependiente de tus pasos, enganchado y atrapado...
Sobredosis de "metanfetamor" antes de dormir... y todo, por echarte de menos.
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